Nunca he conocido a nadie a quien no le gustéis tanto tus personajes como tú en la vida real. ¿Cómo es posible?
¿De verdad? (Lo pregunta con tono de sorpresa). Sólo soy una mujer que ha sido madre tardía dos veces, disfruta comiendo y, gracias a los personajes que interpreta, se entiende mejor. ¿Por qué crees que hago películas? No quiero terminar matando a nadie (susurra con el dedo índice en el labio).
¿Necesitas semejante nivel de versatilidad a la hora de actuar?
Quiero experimentar. Ni reniego de mi pasado ni me conformo con el presente. Yo soy quien elige los papeles, y, una vez adoptada la decisión, me encomiendo al director. Me convierto en una musa. Nunca he retrocedido cuando me han pedido una escena difícil. Ni en Irreversible.
¿De dónde procede ese arrojo interpretativo?
No sé explicarlo bien… El futuro es seguir andando para mantenerse con vida. Mi padre era dueño de una empresa de camiones, y mi madre, ama de casa. Jamás me pidieron hacer nada que no quisiera. Al final, son ellos los que dan sentido a tu propia belleza, fealdad o potencial. Si te miran con amor, sentirás que eres una superheroína. Me he topado con tantas mujeres extraordinarias… Pero muchas de ellas no se dan cuenta porque nadie les ha enseñado a verlo ni sentirlo.
¿Crees que las cosas cambian dentro del cine a medida que cumples años?
Mira a Isabelle Huppert, Catherine Denueve, Judi Dench… Aún hacen grandes papeles. Mi caso también es ilustrativo: fui madre casi a los 40 y, recién cumplidos los 50, chica Bond; después me puse en la piel de una cantante de ópera que seducía a un jovencito interpretado por Gael García Bernal. Y estrené un film anticomercial de Emir Kusturica sobre un amor maduro en plena guerra de los Balcanes.
Cómo logras después desprenderte de esas emociones?
Una parte se queda contigo para siempre. De lo contrario, no podrías darles vida. Soy de las que piensan que ciertas cintas cambian tu destino: les dan respuesta a preguntas que no la tenían o que no queríamos resolver.
Entonces, si es así, ¿dirías que nos escondemos cosas a nosotros mismos para sobrevivir?
Nada ocurre por accidente: todo gira en torno a la energía. Lo importante es lo que sientes. Evolucionamos de verdad a través de las crisis personales y cuando hacemos balance entre lo que queremos y lo que obtenemos.
¿Fue eso lo que te sucedió después de tu divorcio del también actor Vincent Cassel?
Tras una relación de casi dos décadas, me vi obligada a reconstruir mi vida desde cero. Nada fácil. Con ese estado de ánimo, me embarqué en la aventura de En la Vía Láctea, de Emir Kusturica, que duró cuatro años y me ayudó a curar mis heridas. Con esto quiero decir que, para tener una existencia tranquila y no sufrir, nos autoengañamosy sólo vemos lo que nos conviene. Hasta el día en el que, por fin, nos damos cuenta.
Cuando llegó ese momento, ¿qué hiciste?
Limpieza. Mi capacidad para sobrevivir es más fuerte que la de destrucción. El despertar fue doloroso pero fantástico.
¿Cuál fue la peor parte de la separación?
Me he divorciado en dos ocasiones (primero estuvo casada con el fotógrafo de moda francés Claudio Carlos Basso). Liz Taylor lo hizo ocho veces, así que me quedan seis (ríe a carcajadas). Bromas aparte, tienes que estar abierta a la vida, como les digo a mis hijas. No importa lo que te haya pasado en una historia de amor o de amistad, debes abrirte a que te sucedan cosas. A vivir.
¿Cómo es la sensualidad a los 54 años?
Me llevo bien con los años que cumplo. Significan que estoy viva. En Italia la sensualidad se respira en el aire, donde los cuerpos hablan sin palabras. En cambio, en Francia entendí que la feminidad está ligada a la energía, no a la edad. A nadie le gusta envejecer, pero es una batalla que vamos a perder. Por eso lo que te hace sexy al llegar a la madurez son las experiencias por las que has pasado. Lo demás es irrelevante. Las imperfecciones no deben asustarnos.
¿Aceptar el paso del tiempo es una forma de libertad?
Yo siempre me he sentido libre. Incluso un poco salvaje. Sin restricciones. No nací para dedicarme a hacer ganchillo.
Aqué le tienes miedo?
Al olvido y a morir antes de que mis hijas sean independientes. Morir sí, pero cuando ellas estén preparadas para volar por su cuenta, no antes.
¿Te consideras creyente?
Soy agnóstica. Soy el producto de un padre ateo y una madre católica. Sólo sé que el mundo está lleno de sufrimiento y de conflictos. Cuando miro a mi alrededor y me veo a mí misma, siento que lo menos que puedo hacer es dar las gracias. No sé si a algo o a alguien. Creo en el poder de la vida y en la ley del cosmos. Me pregunto más por el problema del hombre que si Dios existe.
¿Tienes algún deseo sin cumplir?
Cuando te va bien, es difícil contestar. Quizá ser madre de nuevo. Los hijos son de las pocas cosas reales de esta vida.
¿Por eso posaste en 2010 desnuda y embarazada en la portada de una revista?
Y para protestar contra la posición de Italia con respecto a la fecundación in vitro. Era gravísimo que un país cerrase las puertas a ello. ¿Sabes por qué? Porque salen perdiendo las parejas sin recursos económicos. La negativa a abrirlas también las cierra a la investigación. Incluidos muchos aspectos terapéuticos relacionados con las células madre.
¿Tu experiencia de bajar a la arena política se verá resarcida en tu próximo rol como Tina Modotti?
Qué excepcional fotógrafa era. En aquella época no se veía a una mujer hermosa y con ideas radicales acerca de casi todo pasearse con desenfado, cámara en mano, por los círculos intelectuales de media Europa (y comienza a enumerar con los dedos las temáticas de sus debates activistas): sexualidad, educación, clases sociales, arte…
Resides en París: ¿cómo estás viviendo la revuelta de los chalecos amarillos?
Francia es un país revolucionario. Sus mujeres también lo son. Son luchadoras implacables. Nunca han tenido el poder político de un Charles de Gaulle, un François Mitterrand o un Emmanuel Macron; sin embargo acumulan una inmensa autoridad moral. Son grandes conciencias. Mira a Juana de Arco, a Simone de Beauvoir, a Louise Bourgeois. Y a Simone Veil, superviviente del Holocausto. Un icono de los derechos de la mujer y una europeísta convencida. Aunque la revolución no siempre triunfe, Francia es un pueblo que no baja la cabeza y que se hace escuchar. Por algo su símbolo es el gallo.
¿Crees que Italia continúa siendo un país…
… machista? (Termina ella la pregunta). Aún lo es. Lo positivo es que las italianas han aprendido a defenderse. No obstante, por ejemplo, en algunos pueblos del sur, la virginidad es importante si quieres encontrar marido. O, si tienes más de 25 y sigues soltera, se te considera una vieja. Sé lo que significa ser una mujer en un mundo en el que primero perteneces a tu padre y después a tu pareja. Para mí, las cosas han sido más fáciles que para mi madre, y lo serán más para mis hijas. En eso hay que trabajar. Se evoluciona en tecnología y en otros asuntos retrocedemos a la Edad Media.
¿Te queda algo por aprender?
¡Todo! Aprendo cada día. Recuerda que la belleza exterior, si no recibe oxígeno desde dentro, no es nada. Lee las teorías de la científica Rita Levi-Montalcini sobre cómo mantener la mente joven estudiando siempre.
¿Con qué piropo te quedas?
Con una palabra que no existe. La exclamó mi hija un día que me vio en traje de baño: «Mamá, ¡estás explosante!».

UNA VIDA JUNTOS
La revista ELLE y Monica Bellucci cierran con este número el círculo de una relación perfecta que dura ya más de 30 años. En 1988 y a manos
del icónico fotógrafo Oliviero Toscani, una joven italiana de mirada cándida y curvas fuera del tiempo le sonreía al mundo a través de la portada de distintas
ediciones internacionales de ELLE, incluida la española. Había nacido una estrella. Y nosotros le habíamos dado luz. A partir de ahí todo es historia: el cine se rindió a sus pies… y la moda no se quedó atrás. Dolce & Gabbana vio en la actriz la encarnación de la sensualidad made in Italy y contó con ella sobre la pasarela y en sus campañas. ¿Quién no la recuerda en aquellas fotografías de 1992 en blanco y negro junto a Isabella Rossellini? ¿O poniendo el broche de oro al desfile de Primavera/Verano 2019 de la firma? Hoy es nuestra cover girl por derecho, porque sigue siendo bellissima. Fuerte. Una inspiración. Pssst… Atentos a su hija Deva Cassel, ¡todo puede repetirse!