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2018.08.15 |

L’actrice italienne, nouvelle porte-parole de la gamme Cellular de Nivea, nous confie ses petits secrets beauté.
Avec son charme naturel, sa beauté éclatante et la sensualité de son accent, la quinquagénaire a été choisie comme porte-parole de la gamme Cellular de Nivea, qui s’adresse à celles qui veulent tirer le meilleur de leur âge. Elle nous parle avec franchise de la séduction et du temps qui passe.
Quelles sont vos astuces pour rester rayonnante ?
Monica Bellucci : J’aime beaucoup les massages du visage. Modelage manuel et acupuncture, c’est tout ce que je fais.
Vous êtes devenue porte-parole de Nivea pour une gamme destinée aux quinquas. Qu’est-ce que cela signifie pour vous ?
J’étais honorée que Nivea me le propose. Parce qu’en pensant à une femme mûre, cela montrait qu’ils regardaient les femmes avec un œil bienveillant. Il faut justement dépasser certaines peurs à propos du temps qui passe. Aujourd’hui la femme ne doit pas être résignée. “Résigné” c’est un mot qui ne me plait pas du tout.
Quels sont les produits que vous avez toujours dans votre sac ?
J’emporte avec moi une crème hydratante pour le visage et une autre pour les mains. Surtout en voyage, quand je prends l’avion, car ma peau se dessèche alors beaucoup plus. J’ai également un mascara, un gloss et un stick pour les retouches, pour camoufler les petits défauts du visage, les cernes, les taches, les petits boutons…
Comment prenez-vous soin de votre silhouette ?
En portant des talons hauts et de belles robes noires ! (Rires.) C’est vrai c’est ce qui fait tout de suite une belle silhouette ! Plus sérieusement, quand j’ai le temps, j’aime bien nager, faire du yoga. Mais, surtout, j’aime le Pilates. Hélas mon emploi du temps chargé de me le permet pas toujours.
Que pensez-vous de la chirurgie esthétique ?
Personnellement je n’y suis pas opposée. Si, pour se sentir mieux, une femme a besoin de passer par la chirurgie esthétique, pourquoi pas ? Si elle gagne en sérénité, je trouve que c’est bien. Peut-être que dans 10 ans, je ferai un lifting sublime dont je serai très contente. Mais pour le moment j’arrive bien à accepter mes rides, et je me dis que c’est le fruit de mon vécu. Quand je vois une femme avec des rides, je peux constater toutes les fois où elle a souri, toutes les fois où elle a pleuré. J’éprouve même du respect.
Que représente pour vous la séduction ?
Pour moi, la séduction est décuplée quand elle n’est pas consciente. Parce qu’on a mis un certain type de robe ou que l’on porte tel ou tel modèle de chaussures, on pense être attirante. Mais en réalité, la séduction se situe ailleurs. Je suppose que c’est quand on ne contrôle rien que le charme opère vraiment. Quand tout est sous contrôle, il n’y a rien de séduisant.
Quels sont vos rituels beauté du matin ?
Quand j’accompagne mes filles à l’école je me lave le visage, je mets un peu de crème. Même si je suis pressée, je prends le temps d’appliquer un peu de mascara et de gloss. Mettre quelque chose sur mon visage, cela me rappelle que je suis réveillée et sortie du lit.
Lorsque vous partez en tournage, quels sont vos produits fétiches ?
J’emporte toujours une huile démaquillante, une crème hydratante pour le visage, une crème pour le corps et un parfum. J’en porte plusieurs : Hypnotic Poison de Dior, Shalimar de Guerlain et Gabrielle, le dernier Chanel.
Quels conseils beauté pouvez-vous donner à une femme de 50 ans ?
Je pense qu’il ne faut pas enfermer les femmes dans une catégorie. C’est à la fois une évolution et une transmission. Il faut capter ce qu’on a reçu de bien et se débarrasser du mauvais. Aujourd’hui une femme de 50 ans qui se regarde dans un miroir voit le résultat de toutes les fois où elle s’est relevée après un coup dur. C’est ce qui fait sa beauté parce qu’elle est consciente de sa force, cela ne vient pas de ce qu’on lui a dit quand elle était petite ou de ce qu’on lui a enseigné.
https://www.femmeactuelle.fr/beaute/interview-de-monica-bellucci-ses-secrets-beaute-a-lui-piquer-2068472
Published by: admin |
2018.08.05 |

¿Sigue siendo tan guapa como siempre?”, me interroga cada persona a la que hablo de mi reciente conversación con Monica Bellucci. Pregunta incorrecta. Porque no es que la actriz italiana ‘siga’ tan guapa como siempre. Es que mejora con los años. “Como un buen vino”: esa expresión injustamente destinada de manera casi exclusiva a los maduritos atractivos del género masculino es sin duda aplicable al sublime ejemplar de mujer que me recibe en su camerino del estudio parisino donde Esquire la acaba de fotografiar, con un alegre “sono pronta!” y aún abrochándose los botones de una camisa de seda negra (dejando unos cuantos desabrochados, para regocijo de todo el equipo). Tejanos oscuros, pelo suelto y liso, ojos maquillados de negro y labios naturales completan el look de la también embajadora de Nivea. Las arrugas alrededor de los ojos y la boca no hacen más que añadir una dosis extra zen y de autoconfianza a la sensualidad que exuda por cada uno de sus poros. Pide una Coca-Cola y me habla de un vestido blanco de la diseñadora británica Stella McCartney que acaba de ponerse para una de las fotos de la serie y del que se ha enamorado. Mientras tanto, su hija Deva, de 14 años, está en el set, ataviada con un esmoquin. Ricardo Abrahao, a cargo de las imágenes que acompañan este artículo, la fotografía.
“Ha venido a buscarme al salir del instituto”, explica Monica, “y me ha preguntado cómo me siento al ser fotografiada. Así lo sabe de primera mano”, añade, mirándola con una sonrisa. La actriz está en las antípodas del cliché de las estrellas de cine que reaccionan al paso del tiempo cual Norma Desmond, Baby Jane o Mommie Dearest. “Las mujeres de mi generación hemos crecido con el mensaje omnipresente de que, llegados los cuarenta, nos volveríamos automáticamente invisibles. Ahora tengo 53, y nada más lejos de la realidad”, comenta en francés, su segunda lengua después del italiano (lleva instalada en París desde 1995).
La mujer del cine francés, su favorita
“No solo me ofrecen proyectos más interesantes, en los que puedo interpretar tanto a una abuela como a una mujer fatal; además, me siento mejor conmigo misma. Veo las cosas con más distancia que a los treinta, y disfruto observando cómo evoluciona mi cuerpo. La belleza de la juventud depende solo de la genética y al crecer se transforma en la expresión física de años de sabiduría, experiencia y amabilidad. Las mujeres de 60, 70, 80 y 90 años transmiten una fuerza y un atractivo increíbles; algunos hombres también. Recuerdo haber trabajado con el fotógrafo Helmut Newton cuando él tenía 81 años… y una energía inagotable. Y cada vez que veo a Sofia Loren me impresiona. ¡Sigue haciendo subir la temperatura de una habitación al entrar en ella! Lo que hace sexis a las personas al llegar a la madurez es la cantidad de experiencias por las que han pasado y a las que han sobrevivido. Lo demás es irrelevante”.
¿No se harta de que le hablen constantemente de su belleza y de su condición de sex symbol? “Sex symbol? Oh, Madonna”, responde riéndose. Según Monica, ser físicamente agraciado tiene un inconveniente muy claro, “que Oscar Wilde expresó mejor que nadie diciendo: ‘La belleza no tiene más de cinco minutos de vida si no dispones de otras armas para mantener viva la curiosidad de los demás’. Y no olvidemos la banalidad de ser guapa cuando se es actriz. Actrices guapas las hay a montones. Si fuese astronauta, sería quizá más original”, dice con humor antes de confesar, casi excusándose, que raramente piensa en su propia belleza. “Es difícil ser consciente del efecto que se provoca en los demás. La verdad es que es algo que siempre me sorprende”. La actriz admite, sin embargo, ser siempre receptiva a los cumplidos: “Todos sufrimos tantos comentarios negativos y ataques gratuitos en la vida que un cumplido de vez en cuando no puede hacer daño… ¡De hecho, para mí, nunca son suficientes!”. ¿Un atisbo de narcisismo, quizá? “Si no fuese un poco narcisista no haría este trabajo”, puntúa cándidamente.
Pero tener un físico a medio camino entre una venus de Botticelli y una diva de los años del cine neorrealista italiano tuvo otro inconveniente para Monica durante una época: “Con el tiempo las cosas han cambiado, pero al principio me costó que me tomasen en serio. Después de todo, empecé siendo una modelo con ínfulas de actriz entre un millón de modelos con ínfulas de actriz. La industria me observaba con actitud sospechosa, lo cual, en retrospectiva, era totalmente natural”.
Para Monica, el cine siempre fue el objetivo. Nacida en la pequeña localidad de Città di Castello, en la región italiana de Umbría, descubrió el cine de los sesenta en su infancia. “Representaba una evasión, todo lo que mi pueblo no era. Eran los años 70, y en la televisión empezaban a poner los clásicos italianos de Fellini, Visconti y Rossellini. Pero fueron las películas de Truffaut y Godard, que descubrí de adolescente, las que más me marcaron. Me encantaba la manera que tenían los directores franceses de representar a las mujeres en la pantalla. Parecían más libres, más modernas y más dueñas de su destino que en las películas italianas, donde a menudo eran personajes magníficos, pero pasivos. El cine francés se convirtió así en mi idea de tierra prometida”.
“Disfruto mucho haciendo películas americanas, pero siempre observando el país desde la distancia”
Pero pasarían años antes de que la joven Monica protagonizase su primer filme francés, el ya mítico El apartamento, dirigido por Gilles Mimouni en 1996, en el que Bellucci interpretaba a la magnética Lisa, el papel que la catapultaría al estrellato junto al francés Vincent Cassel, con quien se casaría ese mismo año. Antes, empezó la carrera de Derecho en la Università Degli Studi di Perugia, donde se financió ella misma sus estudios haciendo pequeños trabajos como modelo. Lo que empezó siendo un hobby se convirtió pronto en su actividad principal cuando, en 1989, firmó un contrato con la agencia Elite en Milán. Su perfil típicamente mediterráneo llamó la atención de los diseñadores Domenico Dolce y Stefano Gabbana, que hicieron de ella su musa y el rostro de su perfume Sicily durante décadas. “Sigo apreciando mucho el mundo de la moda, y trabajando de vez en cuando con marcas como Dolce & Gabbana o Dior. Posar para fotografías me sigue divirtiendo tanto como el primer día”, dice. Pero Monica no perdió de vista su objetivo y empezó a conseguir roles en producciones italianas, como el telefilme de 1990 de Dino Risi Vita Coi Figli o La Riffa, de Francesco Laudadio. En 1992, el productor Roman Coppola se fijó en ella y le propuso un pequeño papel de vampiresa en Dracula de Bram Stoker. “Fueron solo un par de minutos en la pantalla. Anécdota curiosa”, recuerda la actriz. “Yo estaba instalada sobre una plataforma subterránea, bajo una sábana de raso, lo que me permitía emerger del suelo entre las piernas de Keanu Reeves”, dice entre carcajadas. Once años después, volvería a coincidir –y a besar– al actor en Matrix Reloaded, ya gozando del estatus de estrella.
Y, sin embargo, el estrellato –entendido a la manera de Hollywood– nunca ha interesado a la actriz. Su filmografía es una de las más eclécticas de las últimas décadas, y ocasionalmente incluye blockbusters americanos como la trilogía de las hermanas Wachowski o un título de la saga James Bond, Spectre, que en 2015 hizo correr ríos de tinta por el hecho de que a los 50 años interpretase, junto a Daniel Craig, a la chica Bond de más edad hasta el momento. Pero la actriz es igualmente proclive a aceptar roles en superproducciones europeas (en 2002 encarnó a Cleopatra en Astérix y Obélix: Misión Cleopatra y, cinco años más tarde, a Lucia en Manuale d’Amore 2 y 3) y, sobre todo, en proyectos independientes. Son cintas como A los que aman (1998), de Isabel Coixet, Malena (2000), de Giuseppe Tornatore, Irreversible (2002), de Gaspar Noé, o La pasión de Cristo (la controvertida película de Mel Gibson de 2004, en que interpretaba a María Magdalena) las que han hecho de Monica Bellucci un nombre distinto a todos los demás y una estrella por derecho propio. “Elegir un papel es un proceso tan consciente como irracional”, asegura. “Por un lado, el proyecto me tiene que emocionar. Por otro, tengo que sentir una conexión intuitiva con el director al conocerle. La verdad es que muchas veces no entiendo por qué elijo los papeles que elijo hasta el día del estreno de la película”, reflexiona.
Sus hijas, su prioridad
Tampoco siente la necesidad narcisista de protagonizar cada uno de sus proyectos. “Para En la Vía Láctea (2016), dirigida por Emir Kusturica y donde tenía uno de los roles protagonistas, tuve que trabajar durante casi cuatro años, porque solo rodábamos en verano en Serbia, e incluso aprender farsi. Estaba entusiasmada de poder trabajar por fin con una de las personas que más admiro en la industria”, dice, todavía conmovida. Un año después, recibíó la llamada de otro realizador legendario. “Poco después de conocerle por casualidad, David Lynch me llamó y me dijo que tenía una visión onírica para una de las escenas de la nueva temporada de Twin Peaks, en la que le gustaría que apareciese interpretándome a mí misma. Tardamos menos de un día en rodarla, y apenas dura unos minutos. Pero la experiencia fue igual de genial que con Kusturica”, señala, y añade que, desde que fue madre por primera vez en 2004 (tiene dos hijas, Deva y Léonie, con Vincent Cassel, de quien se separó en 2013 tras 14 años de matrimonio), su ritmo de trabajo ha cambiado. “Mis hijas son mi prioridad… ¡No olvides que soy una mamma italiana!”, dice entre risas. “Puedo pasar por épocas de trabajo muy intenso, como fue el caso de mi cinta con Kusturica, pero entre dos proyectos intento pasar largos paréntesis para ocuparme de Deva y Léonie a tiempo completo. He sido madre tarde [casi a los 40], y tengo la suerte de que mi profesión me lo permite en este momento. No sé cómo habría manejado mi carrera y la maternidad a los veintipico”.
Está claro que sus prioridades distan mucho de las de una estereotipada estrella hollywoodiense, pero es que Monica se siente 100% europea. Vive la mayor parte del tiempo en París, donde sus hijas van al instituto y donde es todo un icono (su separación de Vincent Cassel hace cinco años provocó un terremoto de cotilleos entre los parisinos) y pasa el resto de su tiempo entre Roma, Lisboa y Londres. “Disfruto mucho haciendo películas americanas, pero siempre observando el país desde la distancia”, afirma. “Nunca podría vivir en Estados Unidos. ¡Los americanos están incluso más obsesionados con la juventud y la belleza que nosotros! Hollywood tiene una sed insaciable de jóvenes actrices, que, llegados los cuarenta, tienen dificultades para conseguir un papel. Yo no encajo con su ideal femenino. Nunca seré muy delgada. He sido madre dos veces y disfruto comiendo. ¿Y qué?”.
“Perder el miedo a hablar de las agresiones que las mujeres sufrimos de manera cotidiana es un paso de gigante”
Pero hay algo que la actriz ha admirado recientemente en sus colegas americanas. “Lo que están haciendo con #metoo es revolucionario. Perder el miedo a hablar de las agresiones que las mujeres sufrimos de manera cotidiana es un paso gigante. Y a mí también me ha hecho darme cuenta de la cantidad de actitudes abusivas o impregnadas de violencia que he aguantado dócilmente durante años, pensando que eran, por desgracia, inevitables. Lo que está pasando ahora nos está abriendo los ojos tanto a las mujeres como a los hombres. Ahora todos tenemos las armas para identificar la diferencia entre un flirt con encanto y un comentario machista, y para actuar en consecuencia. Por supuesto, es vital que incluyamos a los hombres en la conversación, siempre desde el amor y el respeto mutuos, porque el machismo es opresor y limitante para ellos también, y los dos géneros tenemos mucho que ganar con la igualdad”. A este respecto, Monica es optimista. “Las cosas han sido más fáciles para mí que para mi madre, y lo serán más para mis hijas… Pero para eso hay que trabajar”.
Hacia la era de internet
Monica acaba de completar tres proyectos, que verán la luz entre este año y el que viene. Entre ellos está un pequeño papel en la serie francesa Dix Pour Cent, que sigue las aventuras de un grupo de agentes cinematográficos en París. “Mi personaje es hilarante, una auténtica caricatura de una actriz, y esta temporada incluye también a Jean Dujardin, Isabelle Huppert y Béatrice Dalle”. La televisión, explica, es un medio que le llama cada vez más la atención. “Cuando veo a mis hijas ver películas en el teléfono me doy cuenta de lo que está cambiando la industria. Hay proyectos fascinantes para la pequeña pantalla y para Internet. No tengo ninguna fijación con la gran pantalla”. Pero la actriz también ha protagonizado dos filmes de cariz más tradicional: el australiano Nekromancer, de Kiah Roache-Turner –“es una película de terror, con muchos efectos especiales y mucho gore… ¡en la que interpreto a una psicópata! Nunca había hecho un papel así”, explica– y Spider in the Web, un drama israelí de Eran Riklis –realizador de la aclamada Los limoneros– en el que aparece junto a Ben Kingsley. “El rodaje ha terminado hace solo unos días. Se trata de una trama de espionaje con una acción que va desde Bélgica a Siria pasando por Israel. Pero es también una historia de amor entre nuestros personajes”. El típico proyecto, en resumen, que sus fans han aprendido a esperar de Monica Bellucci. La actriz me dedica una de sus sonrisas irresistibles antes de volverse para observar a su hija, todavía en el plató. Su orgullo maternal es evidente. Y es entonces cuando comprendo que no es la belleza lo que hace de Monica un icono que levanta pasiones en todo el planeta. Son, al contrario, sus imperfecciones asumidas, sus contradicciones, su feminidad, poderosa y vulnerable a la vez, su naturalidad sin filtro y su entusiasmo eterno por el cine. No cambies, Monica.
https://la-bellucci.ru/gallery/thumbnails.php?album=2787
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2018.08.01 |
A atriz italiana usa as peças da linha apresentada na Semana de Alta Costura de Paris.
Durante a última semana de Alta Costura de Paris, a Cartier revelou sua coleção de alta joalheria. Batizada de Coloratura, a linha celebra cores vibrantes com uma pegada artsy e mix de referências de culturas da India, África e Japão.
A atriz italiana Monica Bellucci agora apresenta cada uma das peças em fotos de Matthew Brookes. A série inclui colares individuais e também combinações inspiradas em uma cultura ou cor específica. Um deles, por exemplo, faz referência às lanternas usadas em cerimônias de povos da Ásia e é feito com pedra turmalina vermelha formando uma garrafa que pode ser preenchida com perfume.
(c) L’Officiel Brasil
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2018.07.20 |

Este es el año de las mujeres, la década de las mujeres, el milenio de las mujeres. Por eso el número de agosto de Esquire lleva en portada a una de las mujeres del año, de las mujeres de la década, de las mujeres del milenio. Monica Bellucci es mucho más que la diva del cine, que la última mamma siciliana (de adopción), que el canon de belleza hecho carne. Es una Woman We Love con raíces y discurso, igual que Charlotte Gainsbourg, Juana Acosta, Christina Rosenvinge y otras protagonistas del número. También contamos con algunos tipos interesantes, que el sexo débil merece su cuota. ¡A la venta desde el 24 de julio! (c)

La actriz italiana posa en exclusiva para Esquire España y analiza cómo ha sido atravesar la barrera de los 50 en una industria como la del cine, además de reflexionar sobre el feminismo y los ideales de belleza y familia.
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2018.07.03 |
Dans sa maison De lisbonne, un café Du quartier De l’alfama, puis un palace parisien, la star italienne évoque avec une franchise Désarmante son âge, ses filles, sa part D’ombre et la lumière qui l’habite.
l y a quelque chose d’étrange, se dit-on en rejoignant la table de l’équipe de ELLE après sa première journée de shooting. Au début, on n’y croit pas tellement, mais on ne voit que cela : Monica est là, au milieu de cette brasserie bondée de Lisbonne. Alors qu’on l’imagine retranchée dans la suite d’un palace ou invitée chez Madonna ou Christian Louboutin, résidents VIP de la capitale lusitanienne. C’était mal connaître la Bellucci, qui s’adresserait de la même manière à Emmanuel Macron qu’à Manu, l’assistant ombrelle indispensable pour éviter un coup de chaud pendant les prises de vue. Imaginez la tête des touristes et des pépés portugais assis sur leur chaise en plastique apercevant cet attelage loufoque. Ou celle du tenancier quand elle déguste une sardine à onze heures du matin au comptoir d’un minuscule café du quartier de l’Alfama. Eh bien, on fait la même, ce joli soir de juin ! Reste un impondérable, un truc dingue tombé du ciel de l’Italie, une lame de fond qui ramène immanquablement cette femme si abordable sur la rive de l’exceptionnel : sa beauté du feu de Dieu. Au moment du dessert, on se demande comment on partage un pastéis de nata avec une des plus belles filles du monde ? La vie ne vous y prépare jamais.
C’est bien ce qu’a dû constater, le lendemain, un jeune habitant du quartier, quand la star, devant se changer dans les ruelles ornées d’azulejos et de tags, se présente spontanément à sa porte pour obtenir l’hospitalité. Il fallait voir ses yeux de Tex Avery pour mesurer combien l’ex-James Bond girl demeure, à 53 ans, un sex-symbol planétaire et un futur objet du désir. « Vous me voyez avec un garçon de 20 ans, même très beau ?, plaisante-t-elle plus tard. Je le regarderais comme un fils… Il faut différencier la pulsion et la manière dont on la gère. Sinon, nous ne sommes que de petits animaux ! Je ne porte aucun jugement moral : l’amour n’a pas de codes… Les jolies jeunes femmes, je ne les envisage jamais comme des rivales, au contraire, j’éprouve pour elles une infinie tendresse. Je pense à mes filles et au long chemin qu’il leur reste à parcourir. »
C’est de Lisbonne que monica Bellucci, prudente sur sa vie privée, confesse être amoureuse : « Il y a deux ans, j’ai passé des vacances au Portugal, je les ai prolongées pour trouver une maison tant l’esprit des lieux m’a séduite. Il y a quelque chose de provincial dans cette ville internationale. Ce qui correspond un peu à ma personnalité de gamine venue d’Ombrie, qui a fait dix fois le tour du monde. Ici, le rapport à l’humain est très simple, jamais artificiel. J’y viendrai quand j’aurai un peu de temps libre, les plages de Cascais sont à vingt minutes, et j’adore tous les petits villages des alentours. Les sept collines, le microclimat, le fleuve… Dans Lisbonne, tout me rappelle Rome, où j’ai aussi une maison et tant d’amis. Je me souviens de la première fois que j’y suis venue, à 16 ans, je me suis dit : c’est ici que cela va se passer pour moi ! » Mille et une vies plus tard, Monica Bellucci a conquis la planète entière.
Dans son sillage, les choses peuvent basculer à tout moment dans une comédie italienne à la Ettore Scola. Ce n’est pas une posture, c’est une allure : il suffit à Monica de vous parler avec son accent légendaire, de bouger ses hanches d’à peine quelques centimètres, pour conférer à n’importe quelle situation un parfum romanesque. Comme quand elle nous fait visiter sa maison, traversant le chantier et le regard des artisans, juchée sur d’immenses talons, moulée dans une robe de créateur.
Cannes, mais dans les gravats ! Et avec pour seules marches celles qui mènent à sa chambre. De son point de vue, tout semble normal, elle ouvre les fenêtres, s’agenouille devant un matériau à vérifier, s’enthousiasme du framboise écrasée des meubles de cuisine, lance l’idée d’un grand dîner à la fin des travaux… Du nôtre, nous sommes médusés, comme transportés à Cinecittà, cherchant Mastroianni dans un coin de la pièce et s’attendant à ce qu’un type hurle en italien : « Coupez ! » Un instant, on est aussi chez Pirandello, dramaturge italien chantre de la mise en abyme.
Après deux jours de dur labeur et de glamour intense, le ventre creux et les photos terminées, il est urgent d’aller déjeuner dans un petit restaurant réservé par l’actrice. Qu’il doit être rigolo de pouvoir dire, comme elle vient de le faire : « Allô, c’est Monica Bellucci, comment tu vas, mon chéri ? » et d’obtenir une table pour douze en terrasse dans la minute ! Ce jour-là, c’est la Saint-Antoine, le saint patron de la ville, une date très populaire où les sardines grillées sont à l’honneur dans les rues de Lisbonne envahies de barbecues de fortune… Mais la belle Italienne veut un carpaccio ! Qu’elle ne touchera pas à la vue de la version locale : une grande assiette de saucisson arrosé d’huile ! Monica nous déculpabilise en grignotant par-ci par-là les douceurs du pays et autres leche alléchants, alors qu’elle nous dit avec un air sibyllin devoir encore « travailler » dans les jours à venir. Message décrypté a posteriori : à Milan, dans les heures qui suivirent notre escapade portugaise, elle a défilé parmi les garçons de Dolce & Gabbana. Avant qu’on ne la retrouve présidente du festival du film de Dinard, dans la série « Dix pour cent » en septembre et à l’affiche d’un film aux côtés du mythique Ben Kingsley
Paris, au Royal Monceau, quelques jours après notre aventure portugaise. Dans le confort moelleux du palace parisien, l’actrice, qui vient de signer un contrat avec Nivea pour une ligne anti-âge, évoque son rapport au temps : « J’aime beaucoup cette marque que je connais depuis l’enfance et qui fait partie d’une tradition pour la plupart d’entre nous. Que Nivea m’ait choisie prouve son respect pour la femme à n’importe quel âge. Vieillir ne me fait pas peur, car c’est une manière de vivre plus longtemps, une façon de ne pas mourir ! L’âge n’est pas une maladie ni la fin de quoi que ce soit, c’est simplement la continuité d’une féminité qui s’exprime différemment. » Paroles, paroles ? On insiste un peu pour savoir, honnêtement, comment un sex-symbol absolu vit les matins où la mine est triste devant son miroir, où les ans ont commis leur part d’outrages ? « Finalement, le temps qui passe va me permettre d’avoir accès à des rôles qui ne seront pas forcément liés à la beauté. » Une raison suffisante pour renoncer à la chirurgie ? Réponse de l’intéressée, hilarante quand elle mime, au milieu du lobby, un lifting en tirant son visage vers l’arrière : « Je n’ai rien contre la chirurgie esthétique si cela permet de se sentir mieux. Aujourd’hui, je fais la maligne, mais peut-être que, dans dix ans, vous viendrez m’interviewer et me reconnaîtrez à peine ! ».
Monica prévient alors que ses filles (Deva et Léonie, 13 et 8 ans, dont le père est Vincent Cassel) vont la rejoindre incessamment sous peu pour le déjeuner. Ce qui fait basculer notre conversation : « Je veille à ce que ma vie publique ne rejaillisse pas sur mes filles. Mais je ne parle pas de mes choix artistiques, je reste une actrice libre… De toute façon, ensemble, on n’évoque jamais mes films, elles ont à peine vu “Astérix et Obélix : Mission Cléopâtre” ! On parle d’elles, pas de moi. Je veux pouvoir me dire que je ferai peut-être plein d’erreurs, mais que j’aurai fait de mon mieux. L’amour, c’est la clé de tout : un enfant qui a été aimé a déjà la réponse à son pourquoi sur terre. » L’amour, son grand sujet : « Aujourd’hui, j’ai envie de douceur, de paix. Mais une autre partie de moi est encore passionnelle, sulfureuse. Sinon, c’est la mort ! Disons que, avec le temps, je prends de la distance… Le feu est encore là, mais il peut peut-être brûler ailleurs. Je pourrais m’enflammer pour un film ou pour un homme comme à 20 ans, mais encore faut-il tomber sur le bon scénario ! » conclut-elle avec le sourire.
Avant qu’une ombre étrange et presque métaphysique gagne son visage, son regard, sa voix. « J’ai une part sombre, mais j’ai eu la chance de la vivre à travers le cinéma sinon je n’aurais pas tourné “Irréversible”, “La Passion du Christ” ou “Maléna”. J’aime beaucoup cette phrase de Platon qui dit quelque chose comme : “Sois gentil avec n’importe quelle personne que tu rencontres, elle est en train de mener une bataille très dure… contre elle-même.” Personne ne peut faire l’économie de cette aventure intérieure, mais, que voulez-vous, même si j’aime autant les nuits que les jours, je me sens viscéralement attirée par la lumière. » Qui le lui rend bien en s’accrochant à son visage dès qu’elle apparaît quelque part. On appelle ça une star.
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2018.06.27 |
Dear friends, We appeal to the collectors of old magazines with Monica Bellucci, in particular the Italian “Grazia” and “Gioia”, are interested in information on the numbers (dates) for 1987-92 where there is an actress, if you know or you have rare magazines in your collection, please write to – labellucciru@gmail.com

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